domingo, 29 de abril de 2012

Tropiezos de reforma educativa europea

No cabe ninguna duda de que la idea de una “Europa de las universidades”, de un espacio europeo para la educación superior, resulta fascinante. No sorprende, por lo tanto, que un total de 47 Estados -más tantos países como miembros tiene la Unión Europea- decidieran tomar parte en el llamado Proceso de Bolonia. Mayor movilidad estudiantil y de personal científico, títulos reconocidos en todos los Estados participantes y un acceso fácil a la educación superior: así rezan los fines a los que se comprometieron los firmantes. Foro contra la política de la ministra alemana de Educación, en la Universidad Humboldt de Berlín. Desde que la reforma del sistema educativo europeo entrara en vigor en 1999 en la ciudad italiana de Bolonia, representantes de los acogidos a ella se reúnen cada dos años para hacer balance. En esta ocasión, el encuentro tuvo lugar en Bucarest, la capital de Rumania. Mientras que los ministros de Educación alaban los avances, los estudiantes siguen desconfiando de lo logrado. Prioridades divergentes “En lo que al reconocimiento de los estudios cursados en otros centros se refiere, queda aún mucho por hacer”, dice Julia Hiller, de la federación que representa a las agrupaciones estudiantiles alemanas. Y su compañera rumana agrega: “Para los estudiantes de mi país, la financiación es una cuestión muy importante. Muchos jóvenes no pueden estudiar sin trabajar, y eso repercute en la calidad de su formación”. Estos temas, sin embargo, no encabezan la agenda de los ministros de Educación y los jefes de universidades congregados en Bucarest. Sus preocupaciones son otras. La persistente crisis financiera podría acabar con el sueño de un espacio educativo común dentro de los límites de Europa, teme Lesley Wilson, secretaria general de la Asociación Europea de Universidades, una organización que agrupa a los centros universitarios del continente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario